Las certificaciones de agroalimentos, como el Sello TIF, son vitales ya que se trata de productos de consumo humano por lo que debe fortalecerse el Sistema TIF para ser base de desarrollo económico y social de las comunidades productoras.
Lo anterior se desprendió del panel Ventajas comerciales de los productos con distintivos ligados a la sanidad, inocuidad y calidad (TIF, SRRC, otros). El valor de la certificación, celebrado dentro del Segundo Congreso Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria, organizado por el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y en el que participaron Diego Cosío Barto, presidente de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD); Juan Bernardo Soto Durán, secretario de consejo de Empacadoras de Mango de Exportación (EMEX); Juan José Flores García, director general de la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (ANEBERRIES) y Sara Oropeza, directora de la Asociación Nacional de Establecimientos Tipo Inspección Federal, quien destacó que con ciertas modificaciones, el Sistema TIF debe continuar fortaleciéndose para que sea un sistema basado en riesgos, que le permita tener una regulación tomando en cuenta los avances científicos y tecnológicos de otros países, que la normatividad no sea una traba y contar con suelo parejo para crecer en los mercados nacional e internacional.
Sara Oropeza indicó que se debe avanzar hacia un sistema de autogestión, para lo cual, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) y cuatro establecimientos TIF de la especie porcina, trabajan en el esquema Empresas Cárnicas de Alto Desempeño (ECAD), que está sentando las bases hacia ese objetivo para hacer más eficiente el uso de los recursos, que cuenten con un inspector, pero que sus actividades de vigilancia de los procesos vayan disminuyendo.
“Actualmente la inspección se realiza mediante médicos veterinarios responsables, sin embargo, las necesidades son otras, por lo que propuso incorporar a egresados de otras carreras afines, sin quitar la responsabilidad de los veterinarios”, apuntó la directora de ANETIF.
Agregó que la Ley General de Pesca y Acuacultura sustentable establece la existencia de establecimientos TIF en materia de productos acuícolas y pesqueras, pero no se cuenta aún con ellos, por lo que se tiene que trabajar en el andamiaje jurídico que les permita actuar para obtener esta certificación.
“Se habla mucho de productos cárnicos, pero se les olvida que la Ley habla de bienes de origen animal, por lo que se debe voltear a ver a la miel y huevo y hacer más grande al Sistema TIF, ampliando al Sello TIF a este tipo de productos y que crezca, porque estados como Oaxaca, Guerrero y Morelos no cuentan con establecimientos TIF y se requiere dar garantías y certeza de que los productos que adquieren los consumidores cuentan con el Sello TIF”, subrayó la directora de ANETIF.
Por su parte, Diego Cosío Barto, presidente de ANTAD, indicó que cada vez más los consumidores buscan productos certificados, como lo reveló la Encuesta de Consumo en Autoservicios, elaborado por Nielsen, en la que se destacó que el 95% de los mexicanos visitan una vez al mes un autoservicio, siendo en un 50% para resurtir la despensa básica que comprende productos agropecuarios, cárnicos, pescados y abarrotes.
“En 2023, 85% de los consumidores buscaron un sello de calidad e inocuidad en los comestibles ya que cada día se sofistican más y su prioridad es la sanidad, por lo que es necesario emprender una campaña para promover los certificados como el Sello TIF y SRRC”, apuntó el presidente de ANTAD.
En su intervención, Juan José Flores García, director general de ANEBERRIES, coincidió en la necesidad de la certificación, ya que es vital en todos los procesos de producción para brindar seguridad y confianza de que los productos están dentro de los estándares de inocuidad y sanidad para evitar enfermedades o mortandad por un alimento contaminado o en mal estado.
“El sello TIF debe ser sinónimo de salud, nutrición y generador de empatía en las comunidades donde se originan los productos y que son parte del desarrollo social y económico”, afirmó el director general de ANEBERRIES.
En su participación, Juan Bernardo Soto Durán, secretario de consejo de EMEX, subrayó la necesidad de retomar la certificación del campo, ya que se están certificando alrededor de 15 mil hectáreas del Sistema de reducción de riesgos y la producción que va a exportación es de entre 50 a 60 mil hectáreas, que representan alrededor de medio millón de toneladas de mango, y es un proceso complicado que una planta pueda tener toda la producción propia, por lo que recurren a productores independientes, que no cuentan con el sistema de reducción de riesgos.
Durante el panel, se propuso incorporar a los ingenieros agrónomos para que sean capacitados y promover las buenas prácticas agrícolas y acuícolas y que sean obligatorias ya que se trabaja con productos alimenticios.
Finalmente, en el panel de expertos Ventajas comerciales de los productos con distintivos ligados a la sanidad, inocuidad y calidad (TIF, SRRC, otros). El valor de la certificación se indicó que una prioridad es evitar el desperdicio de alimentos, por lo que se trabaja en conjunto con el Banco de Alimentos en el programa de recuperación y redistribución.
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