Las trampas del pensamiento Liberal, Modernista, Progresista y de Izquierda

Las trampas del pensamiento Liberal, Modernista, Progresista y de Izquierda

16 de junio de 2023 0 Por María Manuela de la Rosa Aguilar

Segunda parte

Progresista

Vemos también con simpatía el concepto de progresista, que nos lleva a pensar en un adelanto de la sociedad, de su bienestar por medio de los avances en el pensamiento y la tecnología. El progreso cuyo paradigma es el logro de la igualdad social y económica, la ruta hacia la ampliación de lo que denominan derechos, como si éstos fueran en beneficio de la humanidad, de su integridad y dignidad, como el derecho a la eutanasia, eufemismo de crimen o suicidio; la legalización del aborto, o interrupción del embarazo, una forma sutil de decir que se pone fin a una vida; y la despenalización del consumo de drogas, sea cual sea, un camino que irremediablemente lleva a la destrucción del individuo.

La ideología progresista aboga por el llamado estado de bienestar, los derechos civiles, la participación ciudadana, la redistribución de la riqueza, la revolución sexual, el feminismo, el ecologismo y la diversidad sexual.

En apariencia ideales que armonizan con la libertad humana, pero que de muchas maneras acaban con el orden social y económico, pero sobre todo, tienden a transgredir los derechos de terceros en aras de un supuesto derecho individual, en donde no se da el consenso, sino la confrontación.

De ahí que cualquier reivindicación colectiva sea considerada con toda la licitud, aunque afecte los derechos y prerrogativas de otros. Aquí vemos la confrontación entre hombres y mujeres, entre los derechos de propiedad y los invasores, entre la práctica de un deporte y la imposición de negarlo, entre el abuso sexual y la protección de la población vulnerable.

Vemos a gente enardecida destruyendo propiedad ajena porque protestan  por alguna causa; expropiación de tierras sin una indemnización justa, so pretexto del bien público; la pornografía, la inseguridad, la impunidad, con la absurda justificación de defender los derechos humanos de los delincuentes.

Izquierda

Y qué decir de la izquierda, cuyo máximo exponente es Karl Marx, cuya obra El Capital, no es más que un magistral tratado de manipulación, en donde la técnica de repetir una mentira miles de veces se convierte en verdad, inoculando el odio y la envidia sobre los que tienen, no importa si lo han obtenido de manera lícita, pues la premisa es que todo aquel que llegue a tener el capital se lo debe a la mano de obra de la clase trabajadora, omitiendo que por ello recibe un salario, pero éste, nunca será lo suficientemente justo, así que hay que hacer una revolución, destruir para construir una nueva sociedad, igualitaria, en donde todos sean poseedores de la riqueza y de los bienes, el sueño maravilloso del socialismo para llegar al ideal que para Marx es el comunismo.

Y sí, se dieron las revoluciones en Rusia, China, Cuba y todavía se inocula ese odio en América Latina, el ideal del socialismo, porque la izquierda es lo mejor para la sociedad. Y gobiernos de izquierda fracasados también se han dado en Europa, generalmente caracterizados por la corrupción, el nepotismo y la ineptitud, orillando a los países a la quiebra.

Veamos que pasó en China. Se impuso un régimen totalitario, carente de libertades, donde la religiosidad es un delito. Hoy por hoy este país socialista no es más que una organización dictatorial que impone el capitalismo más feroz y ha invadido el mercado mundial, hacia fuera una potencia económica, al interior una dictadura.

Pero ahí está el máxima exponente del socialismo: Rusia, un imperio destrozado, donde las libertades no existen, el ateísmo se impone y la igualdad significa pobreza generalizada que obliga además a rendir culto a sus gobernantes, los nuevos ricos que de manera ostentosa disfrutan de sus bienes, no del trabajo, sino producto de la corrupción y el saqueo.

La igualdad que debería ser de derechos, se ha convertido en la disolución de la identidad y los méritos.

Pero la realidad está ahí, golpeándonos con su reflejo. No somos iguales y eso es lo que nos hace únicos e irrepetibles, porque cada quien tiene su color, su tamaño, su inteligencia y sus habilidades, todos y cada uno tenemos la posibilidad de hacernos a nosotros mismos, formarnos, crecer, tomar conciencia de nuestro ser, de nuestra dignidad, de nuestras capacidades para desarrollarlas, producir y tomar el camino que decidamos, porque esa es la verdadera libertad.

María Manuela de la Rosa Aguilar
María Manuela de la Rosa Aguilar

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