17 de octubre de 2024

Dossier de Prensa

Libertad Informativa

Foto Cortesia Unsplash por Jelleke Vanooteghem

Foto Cortesia Unsplash por Jelleke Vanooteghem

La Inteligencia Artificial alcanza al mundo de los bebés

¿Cuántas veces hemos escuchado que las nuevas generaciones vienen con un chip integrado? Y esto no se refiere a implantes ni cosas de teorías de conspiración. Nos referimos a que vemos cómo nuestros pequeños manejan con facilidad gadgets como smartphones, tablets, televisores inteligentes y se adaptan muy fácil a esta era más digital que en otras épocas.

Un estudio reciente de la Universidad de Nueva York y publicado en el boletín The Algorithm nos muestra lo que pasaría si una Inteligencia Artificial (IA) pudiera aprender de la misma manera que un bebé se instruye, y es que estos seres extraordinarios tienen una capacidad de comprensión innata de la física de nuestro mundo y pueden aprender nuevos conceptos e idiomas rápidamente, incluso con información limitada.

Y esto no ha podido ser replicado por ninguna IA por más potente que sea, ya que estos modelos de lenguaje que impulsan sistemas como ChatGPT, por ejemplo, son excelentes para predecir la siguiente palabra en una oración, pero no tienen ni la mitad del sentido común como la que puede tener un niño pequeño.

Los investigadores de la Universidad de Nueva York querían ver qué podían hacer esos modelos cuando se les entrenaba con un conjunto de datos mucho más pequeño basado en las imágenes y los sonidos que experimenta día con día un niño que estaba aprendiendo a hablar. Asombrosamente, la IA aprendió mucho, gracias a un curioso bebé llamado Sam.

Le colocaron a Baby Sam una cámara en un casco, que utilizó esporádicamente durante 1 año y medio, desde sus 6 meses de edad y hasta pasados sus 2 años. El material recopilado permitió a los investigadores enseñar a una red neuronal a relacionar palabras con los objetos que representan, dado que los bebes han inspirado a muchas investigaciones desde años atrás por ser grandes observadores y tener una capacidad de aprender bajo la fórmula «prueba y error», así como su sentido de intuición.

Un ejemplo puede ser que saben que su pelota favorita existe aunque no la vean, que es sólida y no se va a deformar de manera repentina y que si la arrojan va a tener una trayectoria continua y no se va a teletransportar a otro lugar.

Bajo esta premisa, Yann LeCun, ganador del premio Turing y científico jefe de IA de Meta, ha sostenido que enseñar a observar a los sistemas de IA como niños podría ser el camino hacia sistemas más inteligentes.

El científico afirma que los humanos tenemos una simulación del mundo, o un “modelo del mundo”, en nuestros cerebros lo que nos permite saber intuitivamente que el mundo es tridimensional y que los objetos en realidad no desaparecen cuando se pierden de vista. Algo así como nuestras mamás cuando nos dicen: “Y si lo encuentro yo que te hago»?

Hemos visto cosas bastante avanzadas que hace la IA en tareas especificas como jugar al ajedrez o generar texto que suene como si hubiera sido escrito por un ser humano. Pero, comparados con el cerebro humano (la máquina más poderosa que conocemos), estos sistemas son frágiles. Carecen del sentido común que les permitiría operar sin problemas en un mundo caótico, hacer razonamientos más sofisticados y ser más útiles para los humanos.

Por lo anterior, es importante estudiar cómo aprenden los bebés, pues su capacidad receptiva y asimilación de conocimientos, en conjunto con los sentimientos y emociones, podría ayudarnos a descubrir más capacidades., así como mejorar en la IA.

Por cierto, este texto no fue generado por la Inteligencia Artificial, lo juro… jejeje. De hecho, está basado en el artículo: «Lo que los bebés pueden enseñarle a la IA«, escrito por Melissa Heikkilä y publicado en el MIT Technology Review, el 06 de febrero de 2024.

Tu opinión nos interesa:

Juan Carlos Solis Rosas