“Pensé que la Hora Nacional ya no existía”.
No, no es broma, así lo dijo el presidente, ese mismo presidente que siempre dice que se entera de todo.
Pues así, el presidente dice que no sabía que la Hora Nacional sigue vigente, aunque muy reducida respecto a lo que fue en los tiempos dorados del otro presidencialismo, el del PRI.
La Hora Nacional nació en 1937, por iniciativa del presidente Lázaro Cárdenas (uno de los ídolos del actual mandatario mexicano), y de manera ininterrumpida se ha producido y transmitido, lo que convierte a este producto en el programa de radio más longevo del mundo, con 87 años de historia.
Nació para ser un espacio de difusión de la cultura y la identidad nacional, pero siempre estuvo sujeto a los intereses de la propaganda oficial, por alguna razón su producción ha dependido desde siempre de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematrografía de la Secretaría de Gobernación.
Durante décadas, su transmisión era obligatoria para todas las estaciones de radio del país, todos los domingos, a las 22:00 horas, hora del centro, pero a finales de los años 90 les dieron oportunidad a las emisoras privadas de elegir libremente la transmisión, si es que eran radiodifusores con más de una señal al aire.
Por décadas se produjo en los estudios del Instituto Mexicano de la Radio (Imer) y hasta me tocó participar en algunas grabaciones en el equipo de producción; luego pasó por otros equipos de producción públicos y privados, y actualmente se hace en los estudios de radio del Instituto Politécnico Nacional.
Hace décadas se decidió que la Hora Nacional se dividiera en dos: media hora producida por la Secretaría de Gobernación y la otra media hora la dejaron en manos de cada gobierno estatal, así que en términos reales dejó de ser una hora nacional.
En estos días, por primera vez en la historia, la Cámara de la Industria de Radio y Televisión decidió no emitir la Hora Nacional debido a que el Instituto Nacional Electoral impuso medidas cautelares ante denuncias de que este programa, que se produce con recursos públicos desde instancias del poder, se había utilizado para hablar a favor de una de las candidatas a la Presidencia de la República, lo cual incluso puede configurarse como delito electoral.
La Hora Nacional siempre sirvió para difundir propaganda oficial, a veces de manera directa, a veces de manera velada. Hoy debe ser una alerta que este programa se use con fines electorales.
Quizá en Gobernación quisieron aprovechar la raquítica audiencia que tiene este espacio radiofónico para hacer campaña y en una de esas ganar radioescuchas, a menos que de plano ahora sí desaparezca la Hora Nacional.
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