-Segunda de tres partes-
Por: Edmundo Cázarez
Foto: Adrián Ponce
Pocas veces, un fortuito descubrimiento del enorme poder que ejercen de los medios de comunicación, cambia la historia de la humanidad y la imagen de quienes se ven involucrados en esa vorágine informativa, sobre todo, estando junto a grandes personalidades de una naciente televisión mexicana. Antonio Ocaranza, un prestigiado publirrelacionista y comunicólogo, a la distancia de casi medio siglo, expresa un sincero y profundo agradecimiento hacia un extraordinario ser humano y excelente periodista, Jaime Alejo Castillo, quien le permitió la valiosa oportunidad de conocer y aprender la intensa actividad que se llevaba a cabo en Noticieros Televisa, cuando apenas contaba con 15 años de edad, y en un México que se encaminaba a la modernidad mediática, al inicio de la década de los 70`s. Sin lugar a dudas, una fantástica experiencia para un muchachito que le abrió los ojos, obligándolo a madurar emocional y mentalmente hacia sus objetivos de vida.
En esta segunda parte de la interesante entrevista exclusiva, que tuvo a bien concederme, le pregunté: ¿Fuiste un chavito que nació para triunfar?, con el rostro ligeramente enrojecido, sorprendido por la pregunta respondió: “¡Uff!!, mi querido Edmundo, te agradezco enormemente que me permitas retroceder en el tiempo en esta agradable charla. Fíjate que ingresé a la primaria cuando tenía cinco años de edad y la terminé a los diez años cumplidos. Asimismo, en la secundaria, también fui de los más chicos de edad y la terminé a los 11 años. Eso, me ayudó muchísimo para madurar más rápido, con decirte que hasta me convertí en jefe de grupo, pero de ninguna manera, me considero que haya nacido para triunfar”
Al insistirle que narrara un poco más de las innumerables experiencias vividas, a tan corta edad, como aprendiz en Noticieros Televisa, con absoluta sencillez y un brillo especial en sus ojos expresó: “Fue una de las cosas más grandes de mi vida, durante un breve tiempo, pude aprender todos los secretos que se llevan a cabo para la confección del noticiero “En Contacto Directo”, que conducían Juan Ruiz Healy junto con Talina Fernández, Rocío Villagarcía y Ángel Fernández en los deportes”
Con el paso de los años, Antonio Ocaranza, al ingresar al Colegio de México para estudiar la carrera de licenciado en Relaciones Internacionales, tuvo la oportunidad de tener como compañeros a diversas personalidades de la vida nacional, tales como Marcelo Ebrard, Patricia Espinoza, Juan Molinar Horcasitas y Otto Granados, entre otros más. Posteriormente, durante año y medio, se convirtió en un notable investigador, escribiendo infinidad de documentos acerca de la Cuenca del Pacífico y añadiendo a Singapur y norte de Asia.
En 1990, iniciando el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari, Otto Granados, designado como director general de Comunicación Social de la Presidencia de la República, a nombre del presidente, lo invita para que se incorporara a su equipo de trabajo y poder llevar a cabo el proyecto para fortalecer los equipos de prensa en Consulados Generales y Embajadas de México en todo el mundo, que, a decir vedad, no existían como tal, era increíble que únicamente en la Embajada de México en Washington, era donde había un responsable para asuntos de prensa, pues en casi todas las Embajadas y Consulados Generales de México, quienes atendían cuestiones de prensa, eran los agregados culturales, pero sin darle la debida importancia que requería, algo totalmente inaudito y… ¡Para Riplay!! -acotó-
Toño, como la mayoría de sus amigos le llaman cariñosamente, es una persona que transmite enorme confianza, un hombre de bien, de conducta intachable, quien se ha ganado la admiración, el cariño y respeto de quienes lo conocen.
-Con el respeto que me mereces… ¿En algún momento deseaste ser militar o sacerdote?
-¿…Por qué me preguntas eso?
-Porque eres excesivamente disciplinado, creo que te exiges demasiado contigo mismo. Sin el deseo de ofenderte, en el ámbito periodístico existe una imagen distorsionada de tu persona, te califican de soberbio y orgulloso…
-Alguien ya me había comentado exactamente lo mismo. Trato de ser mucho muy ordenado con mis cosas, tanto en mi casa como en mi oficina…
-¿Pero con tanto exceso?
-Quizás, y sin darme cuenta, he aplicado esa influencia que recibí desde niño por parte de mi padre, habiendo sido, él, un religioso. Acepto que me infundió muchísimo esa parte del orden de manera exagerada, al grado que, si pasabas por cualquier parte de la casa y veías que no estaba en su lugar, de inmediato, tenías que ponerla en su lugar. Si algo estaba tirado, tenías que levantarlo y sacudirlo. En efecto, nos inculcaron una muy acendrada disciplina.
-¿Genio y figura, hasta la sepultura?
-Esa parte del orden en mi persona, es algo que me marca y hasta define mi personalidad.
-¿Nunca fuiste a echar cotorreo con tus amigos al cine?
-¡Si, como no!! Íbamos a los cinemas de Plaza Universidad, al Manacar, que, en ese entonces, eran algo sumamente tradicional y hasta “chic”.
-¿A diferencia de lo que sucede hoy, con mayor rigidez en las salas?
-En efecto, a diferencia de lo que pasa hoy, en ese entonces, se exhibía solamente una película en cada sala y durante meses, terminabas viendo la película varias veces
-¿Recuerdas aquellas majestuosas salas como el Latino, El Roble, Chapultepec?
-No, fíjate que no, porque me quedaban muy lejos de mi casa, era un habitante del sur y de la colonia del Valle, pero el cine Manacar era majestuoso.
-¿En la prepa se fue definiendo tu inclinación hacia el periodismo?
-Creo que se ligaba más esa vocación a la parte de la escritura y comunicación. Curiosamente, al inicio de la preparatoria, mi padre le pide a un muy buen amigo suyo, el destacado periodista Jaime Alejo Castillo, quien, además, ahora es mi vecino en la colonia…
-¿Tu papá le pidió a Jaime Alejo Catillo, que fuera tu instructor en el periodismo?
-¡Exacto!!, durante las vacaciones de verano, me permitía acompañarlo a Televisa para aprender cómo era que se hacía un noticiero de televisión…
-¿Y cuál fue su respuesta?
-Una sensacional persona, un gran ser humano y un brillante periodista. Total, me iba en el Metro hasta la estación Balderas. Al llegar a Televisa Chapultepec, Jaime Alejo Castillo ya me tenía preparado el acceso y me fue enseñando, poco a poco, lo que era la confección del noticiero “En Contacto Directo”, que conducía Juan Ruiz Healy junto con Rocío Villagarcía, Talina Fernández y el inolvidable Ángel Fernández, en la sección deportiva. También era emocionante ver por allí a Jacobo Zabludovsky y al equipo de 24 HORAS.
-¿Qué sentías estar en Televisa, así, de bote pronto?
-Estaba completamente “pasmado” porque, nunca, pasó por mi mente estar aprendiendo en Televisa, esa parte de la comunicación que, con el paso del tiempo, sería una parte fundamental de mi vida.
-¿A lo Mero Macho, te gustaba estar ahí?
-¡Muchísimo!!, un estudio de televisión es apantallante, la actividad era constante y no se detenía para nada, además, era estar perfectamente bien informado.
-¿Cuál era tu tarea?
-Estar al pendiente de los teletipos y cortar las noticias que llegaban de las agencias AFP, AP, UPI, NOTIMEX, PRENSA LATINA y REUTERS, en fin, eran muchas agencias noticiosas que alimentaban la redacción de Noticieros y Eventos Espaciales de Televisa. Cortaba cada una de las noticias y las tenía que organizar cronológicamente o por tema, además, debería estar muy al pendiente de aquellas notas que los jefes consideraban muy importantes.
-¿Y qué hacías una vez que concluía el noticiero En Contacto Directo?
-Era ya demasiado de noche así que me regresaba rápido en el Metro para mi casa…
-¿De verdad, te gustaba esa actividad en noticieros Televisa?
-Sí, la verdad, es que sí.
-¿Ya te veías convertido en reportero de 24 HORAS con Jacobo Zabludovsky o de Hoy Mismo con Guillermo Ochoa?
-No, fíjate que no. Nunca me vi como reportero o periodista de Televisa, no obstante que estaba ahí metido.
-¿Por qué?
-Solamente me gustaba como experiencia…. ¡Era un adolescente que estaba maravillado estar dentro de los estudios de Televisa y conocer de cerca a todos esos grandes personajes que salían en la tele!!
-¿Qué edad tenías?
-Creo que 15 años, era el más chico de todos los que estaban ahí… algunos me decían “bebé”.
-¿…Y luego?
-Me metí más a la parte de ciencias sociales, era lo que realmente me tenían atrapado.
-¿La prepa la viviste con toda su intensidad?
-¡Sin lugar a dudas!!, fue una etapa muy padre de mi vida en el Centro Universitario México -CUM-, con los maristas…
-¿Qué cambió en ti, estando en la prepa y esa rápida experiencia adquirida en Noticieros Televisa?
-Estando en la prepa, me convertí en alguien totalmente diferente, es decir, me concentré muchísimo más en leer, al estudio y me percaté que había adquirido cierto crecimiento mental… Sin lugar a dudas, haber estado un corto tiempo en Noticieros Televisa me abrió muchísimo los ojos, y como que hasta “maduré” emocional y mentalmente hacia mis objetivos de vida.
-¿Te sentías “superior” a tus demás compañeros con todo lo que habías vivido en Televisa?
-No, fíjate que no. Al contrario, era el más chavito de todos mis compañeros de prepa…
-¿Un chavito que nació para triunfar?
-¡Uff!!, mi querido Edmundo, te agradezco enormemente que me permitas retroceder en el tiempo con esta agradable charla. Me preguntas ¿Si era un “chavito que nació para triunfar? Fíjate que ingresé a la primaria cuando tenía cinco años de edad y la terminé a los diez años cumplidos. Asimismo, en la secundaria también era de los más chicos de edad de todos mis compañeros, la terminé a los 11 años. Eso, me ayudó muchísimo para madurar más rápido, con decirte que hasta me convertí en jefe de grupo estando.
-¿Cómo fue ese vertiginoso avance de un adolescente en prepa?
-Organizaba eventos y mantenía excelentes relaciones con mis compañeros de grados superiores, así, como con los de primer ingreso y las autoridades de prepa.
-¿Estando en prepa, construiste la forja de un líder?
-¡Qué bonita pregunta!! Digamos que siempre me distinguí por mantener muy buenas relaciones con todos, ser muy positivo y construir puentes de comunicación.
-¿Habías perdido la timidez?
-No se me dificultaba hablar delante de todos mis compañeros, de los maestros y autoridades de prepa. Vamos, a todo mundo les daba su lugar, con el mismo respeto sin excluir a nadie.
-¿Ese “liderazgo” te ayudó para hacerte de la primera novia?
-¡No!!, creo que me pasé toda la prepa sin tener alguna novia…
-¿A lo Mero Macho…?
-Sí… ¡A lo Mero Macho…!! Inclusive, mi madre estaba muy preocupada porque yo no tenía una novia, ja, ja, ja, me preguntaba que si me iba a quedar de monje…
-¿Dudaban de tu preferencia sexual?
-A lo mejor, pero sabían que tenía muchas, pero muchas amigas, lo que sucedía, no me había decidido por alguna chica en especial. Cuando por fin, llegué a tener mi primera novia, no duré con ella ni dos meses…
-¿Eras demasiado exigente con las chicas?
-Como que no existía ese “click”, digamos que, ese tema, era solamente una de las tantas cosas que estaban en mi mente, pero no la de mayor prioridad.
-¿Cómo das ese salto, en los medios de comunicación, después de esa inolvidable experiencia en Televisa?
-Mi papá tenía un amigo que se dedicaba en ayudar a jóvenes, vamos, encauzarlos en sus verdaderas aptitudes.
-Pero lo que aprendiste en Noticieros Televisa, te había despertado ese olfato periodístico… ¿o no?
-Digamos que sí, pero estaba perdido dentro de mi propio laberinto vocacional. Fui con esta persona durante tres largos días, me realizó toda una serie de estudios para “descubrir” para qué era bueno…
-¿Qué era lo que no te “recomendaba” el orientador vocacional?
-En primer lugar, me decía que, por ninguna razón, podía dedicarme a la medicina porque, según él, me iba a tardar años en abrirle a alguien la panza. Así aprendí a descartar cosas que en realidad no me gustaban.
-¿Qué resultados finales arrojó ese minucioso estudio al que estuviste sometido?
-El estudio arrojaba que podría ser un buen antropólogo…
-¿Te hubiera gustado seguir esa carrera?
-No me desagradaba, pero no me llenaba del todo y no era algo que me proporcionaría para vivir cómodamente.
-¿Caíste en esa duda existencial?
-ja, ja, ja, pareces sicólogo. Estuve a nada de decidirme por la antropología. Al final, opté por Ciencias Sociales, en donde me veía con un fututo y lo que quería ser.
-¿Qué te ayudo para definirte por Relaciones Internacionales
-Mira, eso fue lo que me marcó al decidirme por Relaciones Internacionales…
-¿Te veías como embajador de México en el mundo?
-Mi papá llegó y me dijo… “Toño, ya están las inscripciones”. Insistía que tenía que estudiar y tomé la decisión de ingresar a la UNAM, muy a pesar que me insistía, una y otra vez, que me metiera al Colegio de México. Pero no podría hacerlo de inmediato porque en esa época, la única licenciatura que existía en el Colegio de México era precisamente, Relaciones Internacionales, pero solo podías ingresar cuando iniciaba dicha promoción, es decir, cada cuatro años.
-¡Uff!!, era una enorme pérdida de tiempo…
-Exacto!!, cuando salgo de preparatoria tenía que esperar hasta el año siguiente para entrar al Colegio de México.
-¿Por qué tomaste esa determinación de ingresar a la UNAM?
-Simple y sencillamente porque nadie me había dicho que no podía entrar, tenía que estar “ocupado” momentáneamente.
-Bueno, ingresar al Colegio de México, eran palabras mayores…
-En efecto, fue la experiencia de mi vida, además, se estaba graduando la generación anterior a la mía, en Relaciones Internacionales, que era a la que pertenecían el licenciado Marcelo Ebrard, Patricia Espinoza y otros muchos compañeros que se dedicaron a la academia, la política o la diplomacia.
-¿El Colegio de México, un aportador de grandes personalidades
-Hay varios de compañeros de mi generación que, hoy, son embajadores en Austria y Malasia o están en otros lugares. Ahorita que me acuerdo, también estaba terminando la segunda generación de la Maestría en Ciencias Políticas, a la que pertenecieron, por ejemplo, Juan Molinar Horcasitas y Otto Granados.
-¿Te codeabas con los “grandes”?
-Digamos que conviví con personas que ya tienen peso en la vida nacional, pero, a decir verdad, algunos de ellos todavía no figuraban o una determinada posición dentro de la política. Sin embargo, era gente muy brillante.
-¿Cómo fueron para ti, esos cuatro años en el Colegio de México?
-Retadores, pero profundamente formativos. Nos graduamos solo 24 personas y éramos los más chavos de los estudiantes del Colegio de México, que se conocía más por sus programas de maestrías y doctorados. A partir de la siguiente generación, los programas cambiaron y ya no se entraba cada 4 años sino cada dos.
-¿Cómo estuvo la huelga que explotó en el Colegio de México?
-Me sorprendes que estés perfectamente bien documentado. La huelga provocó que retrasara mi ingreso al Colegio de México, por cuestiones fortuitas de la vida, acabé conviviendo con la generación del ex Canciller Marcelo Ebrard y con los integrantes de la última generación de la Maestría en Ciencias Políticas y dos generaciones de licenciatura en Administración Pública, que se iniciaba en el Colegio de México. De esta manera, éramos muchísimos chavos que estábamos ahí, muchos de los cuales, han realizado una gran carrera profesional.
-Tú, no cantas mal las rancheras…
-Muchas gracias mi querido Edmundo…
-¿Por qué no fuiste embajador, si tenías todo a tu favor y preferiste la comunicación?
-Es que no me veía trabajando dentro de una embajada y la comunicación fue algo fortuito…
-Pero estarías representando a tu país…
-No lo dudo, pero lo que yo quería, era ser investigador. De hecho, al terminar la carrera quería trabajar dentro del Colegio de México…
-¿Y qué sucedió?
-Me fui a realizar una Maestría en California en Relaciones Internacionales, pero con enfoque en el Este de Asia. Era una época que la Cuenca del Pacífico se había convertido en una tendencia sumamente interesante. Así es que me lancé a la Universidad de California en Berkeley, para estudiar Japón, China, Corea y todo el este de Asia, como parte fundamental de mi especialización.
-¿Qué sucede cuando regresas al Colegio de México?
-Regresé ya como investigador durante año y medio, escribiendo infinidad de documentos sobre toda la Cuenca del Pacífico, añadiendo a Singapur y el norte de Asia. En 1990, por muy diferentes circunstancias, coincidía con el inicio del gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari y Otto Granados quedó como su director general de Comunicación Social. Otto tenía un proyecto para fortalecer los equipos de prensa en Consulados y Embajadas más importantes que, a decir vedad, no existían como tal.
-¿Por qué se había descuidado tanto ese aspecto?
-Déjame decirte que, en la Embajada de México en Washington, era la única, en todo el mundo, donde había un responsable para asuntos de prensa, en casi todas las Embajadas y Consulados Generales quienes atendían cuestiones de prensa eran los agregados culturales, asumían las funciones de prensa pero sin darle la debida importancia que requería…
-¿Cuál era la verdadera intención al crear un responsable de prensa en cada Embajada o Consulado de México en el extranjero?
-De las 80 representaciones de México que había en todo el mundo, en las que se suponían que debería existir un ministro y/o un responsable para atender asuntos de prensa para proyectar a México, pero resulta que solamente en Washington había esa posición… Algo totalmente inaudito… ¡Para Riplay!!
-¿Una política exterior totalmente desfazada?
-El objetivo principal era proyectar a México después de las décadas de los 70`s y 80´s, impulsarlo hacia los 90´s con una imagen totalmente dinámica para el nuevo siglo.
-¿Fuiste el creador de ese programa piloto y renovar la imagen de México en el exterior?
-Fui parte de ese proyecto. Dicho programa piloto lo diseñamos estando en Washington, en donde tenía a un buen amigo, Javier Treviño, quien había sido mi compañero en el Colegio de México. Todo coincidía, lo habían nombrado Ministro para Asuntos de Prensa de la Embajada de México, así es que Otto y Javier, me invitan para que me incorporara a su equipo en Washington para realizar trabajos de comunicación…
-Debe ser apasionante el mundo diplomático, combinado con la comunicación…
-Mucho muy apasionante, pero también, súper extenuante…
-¿Ese fue tu “debut” con el mundo diplomático, pero desde el aspecto de la comunicación?
-¡Exacto!!, fue donde confluyeron estas dos apasionantes actividades. Asimismo, lo que marcó mi inicio dentro de la comunicación.
-¿Y luego qué sucedió?
-Exactamente al mes de haber llegado a Washington, prácticamente estaba desempacando, cuando se da a conocer que México y Estados Unidos iban a negociar un Tratado de Libre Comercio -TLC-, y me toca la parte de la negociación, realizando labores de prensa…
-Prácticamente, estabas aprendiendo…
-Para que te digo que no, sí, sí. Debo confesarte que, en realidad, no sabíamos cómo dar a conocer la negociación de este importante Tratado de Libre Comercio… Era aprender sobre la marcha…
-Todo, pero todo, estaba en pañales…
-¡Sí!!, era un verdadero cambio total…
-¡Qué orgullo para nosotros los mexicanos, porque lo supiste comunicar muy bien…!!
-¡Uff!!, gracias a Dios, pudimos rodearnos de gente estadounidense con mucho talento que nos auxilió.
-¿En algún momento, sentiste “ñáñaras” en que podías regarla gacho?
-Sí, la verdad es que sí, tenía mucho temor cometer errores involuntarios. En la oficina que teníamos en Washington, establecida específicamente para la negociación del TLC, llegaron extraordinarios y talentosos mexicanos como Ildefonso Guajardo, quien ya estaba posicionado en el Fondo Monetario Internacional -FMI-, en Washington, o Luís de la Calle, que se sumaron. Se conformó un grupo de destacados mexicanos para llevar a cabo la Primera Negociación del TLC.
-¿Una nueva cara del México moderno?
-¡En efecto!!, era gente nueva y con una visión diferente, con una magnífica preparación de un mundo completamente abierto, de nuevos Tratados de Libre Comercio y que no pertenecían a la generación que había estado, necesariamente, metida en aquel México proteccionista y de la sustitución de importaciones y todo eso…
-¿Era erradicar, de una vez por todas, esa errónea política azteca paternalista?
-Más bien, era abrirse a nuevos horizontes… Algo que aprendí es que tenemos que aprender tantas cosas, en lugar de hacer tantos virajes. Encuentras gente valiosa que te ayuda a sacar provecho de esos virajes.
-A lo Mero Macho ¿Qué sentías estar al frente de una muy importante misión en la Embajada de México en Estados Unidos?
-¡Uff!!, una enorme responsabilidad. Fue en 1990 cuando llegué a la Embajada de México en Estados Unidos y permanecí durante tres años.
-¡Cuéntame más!!
-Fue una sensacional experiencia, poder hacer algo por tu país, pero, sobre todo, a un muy alto nivel. Como te decía, nuestra intención y que -hoy, sigo haciendo-, era proyectar al país de una manera totalmente diferente y hasta novedosa…
-¿Qué había de “novedoso” en esa nueva estrategia diplomática mexicana?
-Yo venía de un México con un régimen presidencialista, en donde, el presidente en turno definía y se hacía exclusivamente lo que él marcaba. Las leyes se aprobaban porque así lo deseaba. Pero al llegar a Estados Unidos te encuentras con un presidente no tenía la mayoría en ninguna de las dos Cámaras de su Congreso, por lo cual, requería trabajar muchísimo…
-¿Cómo?… ¿Carlos Salinas se dejaba ayudar a través de ustedes?
-Nuestra misión estaba encaminada a persuadir y convencer.
-¿Quién estaba de presidente en Estados Unidos?
-George Bush padre…
-…Se dice que George Bush era de “mecha corta”
-Era un hombre serio, pero un político consumado, con una gran trayectoria, un hombre que demostraba sentir un gran cariño por México…
-¿Fue un buen “amigo” de México?
-Sin temor a equivocarme, George Bush fue un presidente de Estados Unidos… ¡benéfico para México!!
-¿Cómo era la actitud del presidente estadounidense hacia la misión mexicana que estaba en Washington, construyendo el TLC?
-¡Qué buena pregunta!! Fíjate que era de gran cercanía. Bush visitó el Instituto Mexicano de Cultura un 5 de mayo y estaba consciente de que nosotros, los diplomáticos mexicanos, teníamos que hacer nuestra parte para cabildear y persuadir a muy diferentes públicos con relación al TLC.
-Vaya tarea que tenían a cuestas…
-¡Indudablemente…!!, la verdad, es que no la teníamos nada fácil. El propio presidente y el gobierno de Estados Unidos, se lo estaba pidiendo al gobierno mexicano. ¡Uff!!, fue una tarea titánica porque se trataba de convencer a diputados y senadores americanos que aprobaran el Tratado de Libre Comercio.
-¿Tenían “puerta abierta” para llevar a cabo ese cometido?
-Así fue, pero no podíamos sólo llegar al Capitolio y meternos a sus oficinas.
-¿Y qué hicieron?
-Cuando podíamos hablar con ellos, simplemente, nos manifestaban que eran muy válidos nuestros argumentos, pero teníamos que convencer a los electores en sus distritos… ¡al grueso de la población, tal cual!!
-¿Querían que fueran casa por casa?
-¡Exacto!!, que les manifestáramos lo mismo que les habíamos dicho a ellos y todavía nos lo recalcaban…. ¡convéncelos a ellos!! Y, por si fuera poco, nos ponían un requisito más: “Si ellos están convencidos, entonces, nosotros votaremos a favor. De lo contrario, no cuenten con nuestro voto porque rodarán nuestras cabezas y en la próxima elección vamos a perder”. -¡No inventes… qué historia…!!
-No nos quedaba de otra que levantar un “mapeo”, ¿cuáles eran los distritos que estaban a favor del TLC? ¿Cuáles estaban “fervientemente” en contra? ¿Cuáles eran los que tenían dudas? Teníamos que ir personalmente a cada uno de esos distritos, hablar con los medios de comunicación, con catedráticos de las principales universidades. Hablar con organizaciones empresariales para que, a su vez, se fueran convirtiendo en “fuentes de opinión” y hablaran con sus pares….
-¿De mexicano a “gringo”?
-¡No!!!, ya no se trataba de mexicano a “gringo”, como bien lo señalas…
-¿…Entonces?
-Tenía que ser de “gringo a gringo”, sobre cuál era la realidad e importancia del TLC
-¡Un trabajo extenuante…!!
-Sí, la verdad que sí. Fue un gran trabajo, pero te podría decir que no contábamos con mucho “parque…” debido a que nuestra relación comercial con Estados Unidos era muy pequeña, en ese entonces, México, solamente exportaba petróleo. La relación comercial bilateral todavía era incipiente.
-¿Debo entender que se convirtieron en vendedores de ideas?
-¡No!!, la teníamos muchísimo más difícil… ¡estábamos vendiendo lo que podía ser, pero que todavía no era!! Vendíamos aspiraciones.
-Continuará-
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