>> Con la interpretación de la suite de El caballero de la rosa, Op. 59 conmemora el 160 aniversario del natalicio de Richard Strauss
>> Pablo González interpretará el Concierto para oboe y orquesta en Do mayor, K. 314, de Mozart
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), presentarán el viernes 8 de noviembre a las 20:00 h y domingo 10, a las 12:15, su programa Ecos de Austria en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
Bajo la dirección del español Pablo González, quien después de seis años vuelve al podio de la OSN, la agrupación presenta el Concierto para oboe y orquesta en Do mayor, K. 314, de Wolfgang Amadeus Mozart, interpretado por el oboísta mexicano Alejandro Tello.
Tello, oboe principal de la Orquesta Sinfónica Nacional, ha colaborado con agrupaciones como el Royal Ballet Covent Garden de Londres, el Ballet del Teatro Alla Scalla de Milán, el Kirov Ballet y los Bolívar Soloists.
Su formación la complementó con estudios magistrales en Alemania durante tres años con Hansjörg Schellenberger, oboísta de la Berliner Philarmoniker. Recientemente fue invitado a participar como profesor de oboe en el Conservatorio Nacional de Música.
El programa continúa con la suite de El caballero de la rosa, Op. 59, de Richard Strauss, obra con la cual la OSN conmemora el 160 aniversario del natalicio del compositor. A pesar de que Strauss habría de componer aún otras 10 óperas después de ésta, muchos críticos han afirmado que El caballero de la rosa fue el último trabajo escénico duradero, coherente y realmente importante de Strauss.
Por último, se podrá escuchar La Valse, poema coreográfico de Maurice Ravel. La primera ejecución de la obra en concierto ocurrió el 12 de diciembre de 1921 con Camille Chevillard dirigiendo la Orquesta Lamoureux. El título que la pieza tenía antes de la guerra, Wien, no fue considerado discreto en Francia, por lo que Ravel lo cambió por el más neutral de La Valse. La obra adquirió popularidad inmediata en la sala de conciertos y, sin embargo, no fue producida como ballet, sino hasta diciembre de 1928, cuando Ida Rubinstein la produjo en la Ópera de París.
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