El diputado federal Rubén Moreira Valdez aseguró que está de acuerdo que la gente gane mucho más, trabaje cinco días, tenga más derechos y que la pensión de los trabajadores sea igual a su último salario, pero sin que se toquen los recursos que han abonado a las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores).
En su programa digital, “Con Peras, Manzanas y Naranjas”, el líder congresista sostuvo, que la iniciativa que enviará el Ejecutivo federal para modificar el sistema de pensiones debe precisar de dónde va a salir el dinero, porque, insistió, los recursos de las Afores no se pueden tocar ni pasar a manos del gobierno, toda vez que es producto del esfuerzo de los trabajadores.
Moreira Valdez planteó que una solución es tomar lo que se destina al Fobaproa y llevarlo a las pensiones, así como poner cargas impositivas a los mega ricos y a los bancos que hay en el país.
En su intervención, el economista Mario Di Costanzo explicó que en la reforma vigente al salario, la tasa de remplazo establece, por ejemplo, que de 100 pesos como pensionado el trabajador se lleva el 40 por ciento, mientras que la intensión del presidente es que el empleado se retire con los 100 pesos, pero el problema es cómo y qué impacto tendría.
Expuso que el mandatario federal pretende que sea el gobierno del Estado quien administre ese ahorro del trabajador, lo cual, consideró, es regresar al esquema que se utilizó antes de 1997, donde realmente se manejaban los recursos con poca claridad y transparencia.
Di Costanzo especificó que actualmente el gobierno, en una cuota salarial, solo invierte un mínimo de .025 por ciento, el trabajador uno por ciento y el patrón 5 o 6 por ciento. “Hoy el gobierno gasta en pensiones 1.5 billones de pesos, lo que representa el 25 por ciento del gasto programable, esto quiere decir que cuatro pesos de cada 10 que gana son para el pago de pensiones”, apuntó.
El economista estimó que si el gobierno aumentara las pensiones o la proporción que aporta, esto se duplicaría, y para cubrir ese dinero tendría que recurrir a las finanzas públicas, aumentar impuestos o endeudarse.
Como solución, el economista sugirió que el ahorro voluntario del trabajador le permita comprar antigüedad, por ejemplo; aseguró que esto sería un incentivo para ganar semanas de cotización y además ese ahorro pagaría una tasa de interés. En consecuencia, no se tomarían las afores ni el gobierno tendría que aportar más.
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