De manera casi milagrosa, los integrantes del Consejo Judicial Ciudadano olvidaron, de una semana a otra, que la morenista Bertha Alcalde Luján no está calificada para aspirar a la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México por reprobar los exámenes de confianza.
En la sesión anterior, el Consejo concluyó que, entre otras cosas, Alcalde Luján había mentido al ostentarse como maestra en derecho por una universidad de Nueva York, de lo cual no hay registro en México, por lo que no podía ostentarse con ese grado académico.
Que ese simple hecho la descalificaba para aspirar a un cargo tan importante como el de fiscal, pues su trabajo sería buscar hacer justicia y alguien que miente no es confiable.
Mucho se comentó que, de los cuatro consejeros que emitieron su voto en contra de la hermana de la presidenta nacional de Morena, tres eran cercanos a la Presidenta de la República, por lo que se leyó como un veto a esa candidatura.
Pero la semana pasada hubo una visita a Palenque y, como por arte de magia, el Consejo Judicial Ciudadano llamó ayer a una sesión extraordinaria y aprobó, por unanimidad, una terna en la que está incluida Bertha.
No hay que ser genio para adivinar que desde el rancho La Chingada llegó la indicación de que Alcalde Luján es la mejor opción para ser fiscal, aunque sus calificaciones no hayan sido las mejores; total, igual pasó en el Senado cuando impusieron a Rosario Piedra en la CNDH.
Pero aquí lo grave es que, a diferencia de los senadores, que doblaron las manos porque está en riesgo su futuro político, el Consejo que eligió la terna está integrado por ciudadanos que deberían estar ajenos a las presiones políticas.
Aunque, casualmente, algunos consejeros, como el presidente Jorge Nader Kuri, aparece en las listas de aspirantes a ser elegidos como magistrados o ministros, y ahí cambia la cosa; no se va a pelear con quien va a decidir los puestos.
Los nombramientos están tan viciados, que nadie cree en sus procesos. La sociedad civil aborrece a los políticos, precisamente por ese tipo de cochinadas, pues es claro que los cargos se dan por dedazo, igualito que antes, sólo que con más cinismo.
No había ninguna necesidad de que los diputados de la 4T fueran exhibidos como lo que son: tapetes del gobierno. Con una mayoría aplastante en Donceles, sólo tenían que decir que era Bertha y nadie les hubiera objetado.
Pero no, aparte de ninguneados, volverán a aprobar a otra fiscal carnal, a la que flaco favor le hacen, pues llegará desacreditada.
CENTAVITOS
A juzgar por las caras en la foto de unidad de Ricardo Monreal y Adán Augusto López con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, el ganón fue el zacatecano, quien muestra una amplia sonrisa, mientras que el líder del Senado tiene un rostro similar al que puso cuando le anunciaron que quedó penúltimo entre las corcholatas presidenciales. Y es que Monreal volvió a dar clases; obligó al gobierno a buscarlo y a ratificarlo como líder en San Lázaro, no vaya a ser que el gran programa federal del gobierno para construir un millón de viviendas se viniera abajo si la Ley del Infonavit se atora. El diputado frenó la discusión de esa iniciativa y tuvieron que voltear a verlo, aunque por mucho que hayan logrado una tregua momentánea, ¿qué pasará con la denuncia de los negocitos añejos que el de Zacatecas hizo cuando fue líder del Senado, según dijo Adán Augusto? Porque no se puede andar de bocón y después decir que sólo era broma, ¿o sí?
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