>> Actividad complementaria de la exposición Alan Glass. Sorprendente hallazgo, que se exhibe en el MPBA
Como parte de las actividades paralelas de la exposición Alan Glass. Sorprendente hallazgo, que se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes, el martes 3 de diciembre se dio a conocer el libro Dibujos Alan Glass. París 1954-1962, en el Área de Murales.
Organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA), la edición fue presentada y comentada por el especialista Carlos de Laborde.
Publicado por la editorial El Viso en su colección Arte, el libro reúne en 392 páginas ejemplos de los dibujos que Alan Glass (Montreal, 1932–Ciudad de México, 2023) realizó en París entre 1954 y 1962. Además, contiene textos escritos por Alejandro Jodorowsky, Pierre de Ligny Boudreau, Kristoffer Noheden, Nadine M. Orenstein y Abigail Susik.
La exposición Alan Glass. Sorprendente hallazgo —abierta al público el pasado 30 de octubre y hasta el 23 de febrero de 2025— ofrece al público una cuidadosa revisión de la vasta producción artística de más de cinco décadas de Alan Glass, uno de los últimos artistas extranjeros vinculados con el movimiento surrealista que eligieron a México como su país de residencia, donde encontró una fuente inagotable de inspiración material y espiritual.
La muestra consta de tres secciones: Bitácora de viaje: una introducción al artista; Objetos de afinidad: un atlas de ensamblajes y El jardín de las diosas, que reúnen 125 piezas —entre pintura, dibujo, ensamblajes y video— provenientes de 13 colecciones que muestran la diversidad de afinidades artísticas, literarias y espirituales que influyeron en la obra de Glass.
Los dibujos son uno de los temas predominantes en el primer apartado de la muestra y se trata de una serie de «dibujos automatistas» creados en París y que no habían sido mostrados previamente. Se trata de una serie de trazos iniciales, creados con un innovador bolígrafo en la década de 1950 y que dieron renombre a Alan Glass.
Kristoffer Noheden, uno de los curadores extranjeros de la exposición que alberga el Museo del Palacio de Bellas Artes, dice: «Los primeros dibujos de Alan Glass tienen el aspecto de espirales de humo a punto de adquirir forma sólida, de piedra que cobra vida y se metamorfosea, de plantas y animales que se combinan. Comenzando en 1954, Glass se valió del recién inventado bolígrafo para crear imágenes extraordinariamente intrincadas y detalladas».
Y agrega: «Utilizando variaciones en presión y densidad, conjuró formas a veces exuberantes y gruesas, a veces ligeras y amontonadas. Aquí, la materia inerte cobra vida y las rocas se transforman en plantas o criaturas aviarias. En ocasiones usó tal abundancia de tinta que los dibujos adquirieron casi la textura de pinturas».
Por su parte, Nadine M. Orenstein escribe en la introducción del libro: «Al igual que las evocaciones espectrales de un mundo paralelo, la obra gráfica de Alan Glass plasma en superficies de papel un mundo maravilloso y densamente habitado que parece materializarse desde otra dimensión.
«En estas piezas emerge un universo alternativo como si se vislumbrara a través de las sinuosas hebras de un cigarrillo que momentáneamente se posa. La imaginería de Glass evoca lo eterno y lo efímero. Incluye tanto lo conocido —se disciernen rostros animales, plantas y objetos cotidianos entre las formas entrelazadas— y lo extraordinario…».
Tu opinión nos interesa: